Ya vimos que “adentro” y “afuera” son dos aspectos de un mismo campo de información. Por lo cual, modificando el “adentro” podemos cambiar nuestra experiencia con el “afuera”. El adentro y el afuera son una unidad. Un campo único de energía, que resuena con nuestra información y nuestra propia energía.
Creemos que el afuera es inmodificable… ¡Y a veces sentimos que lo es!
Pensá en cualquier situación que creas inmodificable… Quizás no la podamos cambiar en el afuera… pero sí puedo elegir si vibro en esa energía o no. Y si me pregunto “¿Qué de esa energía estoy creando yo?”, podré observar cuánto de eso que “ veo”, es parte demi…
El “afuera” nos da todas las herramientas para mirarnos y observarnos y cambiar lo que sí podemos cambiar en nosotros. La mayoría de las veces, cuando comprendemos que esto es así, una vez que podemos observar lo que nos enseña la situación, sanar la herida que me muestra como abierta, resolver los conflictos o
polaridades, y lo modificamos… el afuera cambia “mágicamente”…
A veces, aún cuando en el momento no cambie, o dejará de hacernos daño, o dejará de ser importante para nosotros o simplemente lo aceptaremos como parte de un espejo que aparece para recordarnos qué vibración no queremos volver a elegir…
Hay veces que el afuera, refleja nuestra parte amorosa, compasiva, emprendedora. “positiva”. En ese caso, nos sentimos fluyendo ¡y apoyados!
Hay veces que ese afuera, es conflictivo, revolucionado, caótico…
Recordamos que lo que observamos con nuestros juicios, habla de mi como observador… Entonces veo qué parte de mi observador está juzgando eso que ve… En ese caso, a veces lo podemos cambiar, cambiando nuestro interior. Esto es: Si veo conflictos que me afectan, cambio la conflictividad en mi… Si los conflictos exceden mi marco de acción, como por ejemplo, puede ser una guerra, quizás no pueda frenar la guerra, hacer que termine. En ese caso solo me queda aceptarla. Pero ¿qué cosa sí puedo cambiar? Mis pensamientos de guerra, de conflicto ¿Por qué? Nos explica Jean Pierre Garnier Malet, Dr. en Física: “Porque mis pensamientos generan potenciales, que si no son utilizados por mi, son utilizados por alquien más que sí tiene el potencial para hacerlo”
De esta forma, no puedo decir que cuando pienso que quiero matar a alguien en mi vida cotidiana, no estoy contribuyendo a que la guerra continúe. Yo no voy a matar, pero el conflicto como energía y potencial, va a seguir activo. Es una energía que sigue en el Universo, disponible para otro.
Entonces, siempre, siempre, tenemos la posibilidad de cambiar nuestra actitud frente a lo que ocurre… Si no quiero más guerras, veré cuántos de mis pensamientos están contribuyendo con ella. Y me tocará hacer mi parte para limpiar los potenciales que están disponibles. Estaré creando algo diferente… Esta es la parte más difícil para algunas personas, ya que es más fácil que otros hagan por nosotros o echar culpas afuera, que hacer los cambios por nosotros mismos. Es más fácil decir, en esto que pasa, yo no tengo nada que ver, son otros, el otro tiene su parte de responsabilidad, el otro podría también hacer. ¿Por qué tengo que hacer yo?
¡Siempre me hacen esta pregunta en los cursos! ¡Y al principio yo también estaba convencida de eso!
En tanto crea que lo que pasa es ajeno a mi, seguiré creando potenciales sin que me importe, porque “soy ajeno a todo”.
Si asumo el 100 % de mi responsabilidad en mi co.creación no dejaré margen para ser víctima de otros. Frente a lo que ocurre, siempre algo puedo hacer. Y a veces, puedo decidir no hacer, y esa ya es una decisión, ¡pero es mía!
Esto no quiere decir que no acepte ayuda, que no delegue, que no permita que otros sostengan una parte de mi peso, que no coordine con otros. Solo que no dependo de ellos. No les echo la culpa de las cosas que pasan o de las que no pasan, no les paso la responsabilidad de mi vida, echándome a esperar que el otro haga o deje de hacer… No me siento a esperar que otro haga por mi… Mi vida es mi creación, estoy viviendo mi propósito, mi camino, mi línea de tiempo.
Cada uno vive la suya, nadie puede venir a vivir la mía por mi. ́
Es como el juego de la oca, nadie va a seguir en mi propio camino moviendo por mi las piezas, avanzando o retrocediendo por mi. Cuando decido delegar mi vida a otros, seré víctima de ellos. Habré sacado de mi el poder, la capacidad de resolver, de accionar. Me habré convertido en dependiente de esa persona. Encontraré siempre excusas en lugar de resultados…Estaré siempre alimentando enojos, miedos, dudas, quejas, negatividades.
Los niveles de dependencia a veces son transparentes para nosotros. Cuando sentimos que dejamos de hacer cosas porque otra persona aún no las hizo, y les tenemos que preguntar qué hacer. Cuando nuestra actitud es siempre esperar a otro para comenzar a hacer. Cuando decidimos siempre consultar antes de hacer cualquier cosa, es que le pasamos nuestra responsabilidad a otros…
Recuperar la responsabilidad de nuestra vida, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, de nuestra energía de nuestro camino, de nuestro propósito, es uno de los grandes objetivos de esta formación. La paradoja es que cuanto más asumís tu responsabilidad, más gente a tu lado está para ayudar. Más gente quiere coordinar con vos, ¡menos solo/a estás!
Porque ser 100 % responsables no implica soledad, ni ego, ni autosuficiencia
¡Solamente implica una actitud frente a la “realidad”!
La de convertirnos en co-creadores de ella. No simples espectadores.
A esta altura, ya se habrán dado cuanta que aunque nuestro doble nos simplifica el camino, la responsabilidad del camino, de nuestra creación, de nuestro “afuera” es totalmente nuestra: pararnos en las certezas, sin miedos, sin dudas, sin pensamientos negativos, es nuestra propia tarea.